¡Háblele!

Esta Gunicharrita está escrita desde la culpabilidad, y ofrezco a través de ella una sincera disculpa a quienes haya hecho sentir no apreciad@s.

Les cuento. El miércoles pasado me llamó una amiga con la que hace tiempo no hablaba. Lo primero que me dijo fue: “Si me espero a que Laura me llame, jamás lo va a hacer”… Híjole, me sentí bien mal, pero la verdad es que entre la casa, mi esposo, los hijos, los perros, el gato, el súper, la comida, el gimnasio, las clases de italiano, de canto y de prepa abierta (esta última, como maestra), ciertas llamadas telefónicas, el tiempo frente a la compu, llámese Facebook, correo electrónico, traducciones, blog ó libro, se me pasan las semanas volando.

Lo peor es que al día siguiente me llamó otra amiga que me había dejado recado semanas atrás, y prácticamente me dijo lo mismo. 

A las dos las quiero mucho, y desgraciadamente  tienen razón. Aunque tenía la intención de llamarles, por una cosa o por otra, no lo hice. Lo peor de todo es que no son las únicas a las que he descuidado. Inclusive, hay personas que me mandan correos (mi suegra –que es bien buena onda- entre ellas) o mensajes y digo: “ahorita les contesto”… ¡y no lo hago! 

¿A ustedes les pasa esto? Yo creo que sí, ¿no? ¿Y por qué sucederá? He estado pensándolo y llegué a la conclusión de que es porque somos animales de rutina, y por mucho que deseemos hablar con una persona, si ésta no pertenece a nuestro “círculo rutinario” –por así decirlo- , ¡no le hablamos!  Lo raro es que a veces hablamos frecuentemente con personas que no necesariamente son importantes en nuestra vida y dejamos fuera a las que sí lo son…bueno, afortunadamente a mí ya no me pasa eso, pero hubo un tiempo en que TENÍA que hablar todos los días con una dizque amiga porque si no lo hacía, ardía Troya. Qué flojera, ¿no?

¿Cómo podemos remediar esto? 

Bueno, se me ocurre hacer una lista de personas importantes en nuestra vida –y a las que normalmente no les hablamos- y asignarles una frecuencia. Por ejemplo:

Petra Pérez: 1 vez al mes, Juanita Juárez : cada dos meses, la tía Chonita: 3 veces al año…y así por el estilo. Obviamente, no tiene caso agregar a las personas con las que regularmente estamos en contacto. Una vez que tengamos la lista, pasar los nombres a nuestra  agenda o calendario (yo prefiero éste último, mismo que coloco en un lugar visible porque si no, se me pasan los eventos).

Algo también muy efectivo es proponernos contestar los correos y los mensajes en cuanto nos lleguen… o por lo menos en 24 horas. 

Estoy segura de que si hacemos estas dos cosas, haremos felices a más de una persona y dejaremos de estar expuestos a recibir una carta como la que le mandaron a Eufemia: 

♪ No me escrebites, 
Y mis cartas anteriores no sé sí las recebites, 
Tu me olvidates 
Y mataron mis amores el silencio que les dites
 ♫

…o como la otra que no sé a quién iba dirigida, pero que hizo que quien la envió se pusiera a llorar muy cerca de las botellas: 

♫ Te escribí una carta y no me contestaste 
fui a buscarte ya cambiaste dirección 

Bueno, ya están avisados. No se sorprendan si de repente reciben una llamada o un mensaje de mi parte. 

¿Y ustedes qué…? ¿Le entran?

“¡Háblele……………………………………………………………o escríbale!”

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