RETIRO EN CABO SAN LUCAS

Este fin de semana me tocó vivir un retiro de prosperidad en Cabo San Lucas, organizado por la increíble ‘Money Coach’ Betty Barnett.
Yo llegué el jueves 15, ya medio tarde. La cita era en una súper mansión de tres pisos. Betty y otra también fabulosa coach (Dana Pierce) salieron a mi encuentro y llevaron mis maletas a una de las recámaras del primer piso. Me lavé los dientes y me fui a conocer al resto de las participantes, quienes se encontraban en el jacuzzi. El hecho de que el retiro fuera en un lugar tan espectacular formaba parte del plan. Como todo inicia en lo que sentimos y lo que pensamos, el primer mensaje de Betty fue: sientan como si esta clase de lujos es parte de su vida diaria.

Me cayeron muy bien las chavas, todas gringas, excepto Dana que es canadiense y Adriana Jalife, una chef duranguense que Betty contrató especialmente para alimentar nuestros cuerpos y nuestras almas.

Todas estábamos cansadas, así que nos acostamos temprano.

A la mañana siguiente nos vimos en el jardín trasero para disfrutar de un círculo de cacao bellamente dirigido por Adriana. ¿Por qué digo círculo y no ceremonia? Porque -aparentemente- estas solo se realizan en las plantaciones de cacao.


Nos acomodamos alrededor del altar, y para abrir el círculo, pedimos permiso a las esencias, a las energías para que nos acompañaran y guiaran.
Adriana pidió que nos colocáramos todas mirando hacia el Este, que es donde está la luz, la luminosidad, la conciencia y la belleza.
Luego volteamos hacia el Oeste, que es el rumbo de la transformación, la promesa de un nuevo día.  Y aquí mencionó que en este lugar se encuentran las mujeres que murieron en el parto. De por sí, todo el ritual era ya muy emotivo, con esto se me salieron las lágrimas, ya que mi abuelita Juana Luz así murió.
Tocó el  turno de girar hacia el Norte, donde están todos los que han pasado por la Tierra, nuestros Ancestros, quienes nos cuidan, nos guían y protegen.
En cuarto lugar volteamos hacia el Sur, que es donde se encuentran el Niño Interior, el colibrí, la fuerza de voluntad, la alegría,  la inocencia y la presencia.
Continuamos con el rumbo del cielo,  el Gran Creador, el Gran Espíritu (y aquí fue una emoción indescriptible).
Luego la Pacha Mama, pidiéndole perdón por el daño que le hemos hecho, y pidiéndole permiso de abrir el círculo. 
Por último, pedimos permiso al corazón.  Permiso de dejar lo que se tiene que dejar, recibir lo que tenga que venir, y estar en presencia.


Adri entonces nos repartió instrumentos a cada una, a mí me tocó un bellísimo tambor con la imagen de una tortuga, mientras que a mis compañeras les pasó diferentes tipos de sonajas para que todas la acompañáramos mientras ella tocaba otro tambor.
Después comenzamos a golpear rítmicamente nuestro pecho con las manos abiertas, recordando que no hay tambor más bello que el que llevamos dentro.
Luego hicimos un ejercicio de mantralizar con las vocales,  yo no tenía idea de que estas son un instrumento para armonizar los chakras, ya que la A se siente en el corazón, la E en la garganta, Ia I en el tercer ojo, la O en el plexo solar, y la U en el chakra raíz).

También aprendí que, aparentemente, el cacao es una medicina a la que le gusta que le canten, y cuando lo hacemos, es como si estuviéramos orando, pero doble.

Este, además de abrir el corazón,  actúa a nivel cuántico y trabaja con todos nuestros cuerpos, por eso es tan potente.
Dice Adriana que al trabajar todos nuestros cuerpos, se nos permite entrar en ese estado de conciencia en el que somos un Todo, en el que somos humildad y amor incondicional.

Todo el ritual duró dos horas, mismas que se pasaron como agua, ¡rapidísimo! La verdad, Adriana me sorprendiò con tanta sabidurìa y humildad.

Y así quedó inaugurado nuestro maravilloso Retiro de Prosperidad.

No les voy contar con pelos y señales lo que pasó ahí, solo comentaré que navegamos en un yate (ni me digan… ¡me di una mareada horrible!) y vimos ballenas!!! Otro día tuvimos una increíble sesión de cuencos, tambores y gong en la que con el solo tambor se me quitó el mareo y con el gong vi el símbolo de infinito dibujado con puntos rosas a lo largo de todo mi cuerpo.

De ahí pasamos a comer las exquisiteces de Adriana, y Luna Itzel (una chamana hermosa que nos acompañó a los cuencos) y Ray nos deleitaron con un par de canciones.

Y bueno, ni qué decir de las sesiones con Betty. Increíbles como todas las que he tenido en el pasado con ella.

¿Que si valió la pena? ¡¡¡Totalmente!!! Aparte de que tengo mucha fe en lo que ahí hicimos, el hecho de haber pasado todo un fin de semana rodeada la mayor parte del tiempo de pura gringa fue sumamente enriquecedor. Confieso que soy muy comodina (¿o racista, tal vez?), pero prefiero mil veces estar con mexicanos, así que aquí tuve que salir de mi zona de confort, y déjenme decirles ¡que me encantó conocer a todas ellas, son súper interesantes, con vidas muy diferentes, pero todas extraordinarias, y eso incluye a Adri y a Dana!

¡Por Narnia, por el futuro, y por mis nuevas amigas!

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