LEYENDO LAS SEÑALES

Hace rato que me estaba arreglando, no sé cómo moví la cabeza que me quedó un peinado muy estilero, con la partidura de lado, pero un poquito por debajo de lo normal (no exactamente como se ve en la foto, ¿eh?), lo que hacía que el resto del cabello cayera muy padre. Eso me recordó la foto de unas modelos archiguapas con la que había forrado uno de mis cuadernos cuando estaba en el Tec. Mi hermana Patricia solía regalarnos las revistas gringas (Seventeen y otras más) que iba leyendo, y yo me daba vuelo recortando lo que me gustaba. Esta foto era de dos chavas vestidas padrísimo, con colores fuertes (creo que rojo, azul y gris), y justamente estaban peinadas así. Recuerdo que cuando forré mi cuaderno se lo mostré a mi amigo Campe Campe, fascinada por la belleza de todo el conjunto. Su respuesta aún resuena en mi cabeza: “Ahí estás tú, eres igualita a ellas”. Más acomplejada que acomplejadoman (diríaThali), obviamente no le creí, pero ahora, cuarenta años y algunos talleres después, entiendo que cuando admiramos algo de los demás, es porque esa o esas cualidades se encuentran ya en nosotros, y que muchas veces solo están esperando su momento para salir a la superficie. Y no es que me crea modelo, pero sí sé que con la ropa, peinado y maquillaje adecuados, cualquier se ve como tal!

Así que haré una lista de las personas que admiro y de sus cualidades (por lo menos, las que más me llaman la atención). Eso me ayudará a conocer quién soy realmente.

Y ustedes, ¿se han puesto a pensar en eso? Cuéntenme a quién admiran y por qué, y díganme si les caen algunos veintes con esta reflexión.

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