Déjenme contarles una triste historia: me acabo de quedar sin mi querida Lale (la alegría del hogar, para los que no sepan). Así es, la semana pasada me dijo que ya no iba a regresar porque su marido le prohibió que trabajara… ¿Quéeeee? ¿Todavía hay hombres que le prohíben cosas a sus esposas? O sea, jelou…
Confieso que por unos días traje atravesado al hombre (que la verdad es muy buena persona y siempre me había caído bien), hasta que mi espíritu, a través de mis antenitas de vinil, me dijo: “Pon atención. Eso que tanto te molesta es simplemente un reflejo que la vida te está mostrando para solucionar algo en la tuya”.
-¡Ah canijo –dijo Oscarito y yo lo pensé… es cierto!
A ver, vamos a desglosar la situación: ¿Qué es lo que me molesta tanto?
Que por culpa de la prohibición de ese señor, yo me voy a ver afectada.
OK, ¿qué es lo que él está haciendo con su esposa? No le está permitiendo hacer lo que más le gusta, ya que a ella realmente le gusta venir a trabajar.
Entonces, ¿por qué me molesta a mí? O sea, ¿qué conmigo? ¿De qué manera YO NO ME ESTOY PERMITIENDO HACER LO QUE ME GUSTA?
¡Toinnnn! De inmediato me vino a la mente Gunita, mi niña interior, a quien no la dejo escribir por estar envuelta en la rutina… ¡Claro!
De inmediato, el pequeño ogro (porque es chaparrito, jajaja) se convirtió en un hermoso príncipe que simplemente vino a entregarme un mensaje y yo dejé de estar en el papel de víctima.
Y bueno, aunque este hombre me pasó a torcer porque he tenido que trabajar como borrico, estoy tomando esa enseñanza y aplicándola, prueba de ello es esta gunicharrita.
Así que los invito a analizar aquellas situaciones y/o personas que tengan un impacto negativo en sus vidas y a hacerse la pregunta clave:
¿Y QUÉ CONMIGO?
Por una vida sin drama…