NO LE MIENTAS A LA PERSONA MÁS IMPORTANTE DE TU VIDA

UNA RAZÓN MÁS PARA SER HOMBRES Y MUJERES DE PALABRA

Desde hace varios días he estado viendo unos videos muy interesantes sobre los Códigos Andinos, el cual es chamanismo aplicado. No me voy a meter a explicar eso aquí, pero sí quiero platicarles de algo que ayer hizo un rotundo clic conmigo. Uno de los máximos exponentes de esa corriente, Miguel Valls, explicó que cuando nosotros decimos que vamos a ir a algún lado (o que vamos a hacer algo), y no lo hacemos, enfermamos. Y explicó el por qué:  

Las palabras que decimos son del mundo sutil (o invisible) y el mundo sutil es el que trabaja en el tiempo. En el momento en que yo digo algo con mis palabras, se crea una línea temporal, que viene siendo una realidad posible (aunque no definitiva). 

Por ejemplo, si digo ‘la semana que viene iré a Madrid’, eso se queda en mi inconsciente como realidad posible. Al decir eso, se crea toda la estructura energética necesaria para que yo llegue ahí. Ahora, para que eso suceda, debo acompañar la intención con movimiento, o sea, debo dirigirme a Madrid. Si por x razón no llego a Madrid, el espacio que queda de donde me encuentre en ese momento, a Madrid, es lo que de aquí a dos años será mi enfermedad. 

En otras palabras: si yo tengo un deseo hoy de hacer algo mañana, genero la estructura energética necesaria para llegar a lo que quiero, pero si no lo realizo, se convierte en un bloqueo que mañana será mi enfermedad. 

¿Por qué? Porque al no usar la energía que me servía como polaridad positiva para crear mi realidad, se convierte en polaridad negativa (se hace un bloqueo, se estanca la energía) y eso hará que me enferme o que no logre hacer las cosas que quiera. 

Al escuchar esto, una vocecita me dijo: ¡toinnnnnn! ya que soy experta en planear mi día, pero una verdadera calamidad en cumplir con ese plan. Ojo, no hablo de planes a largo plazo, ya que en ese rubro sí me doy una palmadita en la espalda, sino del día a día. 

Si bien no puede decirse que estoy enferma de algo (gracias a Dios), sí noto que mi estómago se sigue inflamando (aunque no tanto como antes, gracias a la alimentación y a los suplementos sugeridos por mi Nutrióloga de cabecera, Alida López Parada) y últimamente las migrañas han vuelto a hacer de las suyas (se me retiraron por tres meses desde que empecé a tomar Soul* para mis rodillitas, pero como éstas se aliviaron gracias a dicho producto, comencé a tomarlo esporádicamente… y como dice una amiga: y ándale que regresó la migraña). 

En cuanto a no lograr hacer las cosas que quiero… pues algo hay de eso. 

Entonces podríamos decir que sí hay un desbalance en mi vida, así que me puse a pensar cuántas veces digo, por ejemplo: “Hoy sí voy a escribir de tal a tal hora…” y pasa el día y yo a madre con la rutina de siempre: el gimnasio, el super, las clases, la casa, la chofereada, la comida… y cuando menos pienso, ya es de noche y lo único que quiero es tirarme en el sillón a ver la tele o irme a la camita a dormir. 

También suelo decir: “Ahora voy a comer champiñones con pimiento morrón y vinagre balsámico y a mi esposo y a mis hijos les voy a hacer un picadillito con arroz”. Comienzo con el picadillo (…aunque no siempre) y en lugar de arroz, se me antoja preparar spaghetti, y para acabarla de amolar, con frecuencia se me hace tarde para empezar a preparar lo mío, así que al final vengo comiendo ‘quedes’. 

Otro ejemplo de lo que me digo en las mañanas: “Saliendo del gimnasio me voy directo a la casa para meditar un rato”… claro que en el camino de regreso me paro en el super o en alguna otra tienda, llego a la casa y salgo a ponerle comida a los pajaritos, recojo la popó de los perros, me acuerdo que tengo que lavar, etc., etc. y ese rato para meditar no llega nunca. 

Entonces, desde antier he estado muy atenta para no decir que voy a hacer tal o cual cosa, si no estoy segura de que así será. Y cuando se me ha escapado un pensamiento como “ahorita que termine esto, voy a regar tal planta”, lo he cumplido en ese orden. Antier me propuse hacer algo en la computadora que ya había dicho que iba a tener listo para abril y lo terminé; ayer me había propuesto compartir este aprendizaje a través de la gunicharrita, y aunque sí le dediqué bastante tiempo a volver a escuchar los videos para encontrar la parte donde hablaba de esto, y a escribirlo, no lo pude terminar anoche porque cuando ya lo había escrito con la información que recordaba, encontré la parte que buscaba y me di cuenta que me había faltado algo muy importante:

¿Qué pasa cuando te es imposible cumplir lo que habías dicho que ibas a hacer? ¿Te quedas todo frustrado como nos quedamos mi geme y yo ayer que le platicaba de esto? Por fortuna, no. 

Aquí va la explicación: cada línea temporal que yo genero es como una fuga en mi aura (o campo energético) y esas líneas se cierran al CUMPLIR con lo que deseamos o dijimos que haríamos. SI NO ES POSIBLE CERRARLAS (o sea, si no puedes cumplir), puedes representarlo con una obra de teatro o simplemente imaginando que ya lo realizaste. Padrísimo, ¿verdad? Al escuchar esto, yo me imaginé publicando esta gunicharrita y tan tan. 

Si sigo cumpliendo con lo que digo que voy a hacer, ¿dejará de rebelarse mi pancita inflándose? ¿Se convertirá la migraña en una cosa del pasado? Obviamente espero que así sea, pero mientras tanto, solo disfrutaré de esa sensación que queda al cumplir a carta cabal con mi palabra. 

Los invito a analizar si ustedes caen en el mismo patrón de conducta, y en caso afirmativo, que pongan en práctica este sencillo consejo. 

¿Qué dicen, le entran?

* Excelente antioxidante y antiinflamatorio natural, elaborado con semillas de comino negro, de la uva chardonnay y de frambuesa… y que yo vendo (www.myrainlife.com/GUNY)… ¡goool!

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