El mejor regalo para mi primer tostón

CORRIGIENDO EL RUMBO

La muerte es una constante en nuestras vidas, pero últimamente –como dijera mi ilustre hermano Virgilio- se está muriendo mucha gente que no se había muerto antes. No, ya en serio, últimamente he visto a la muerte más de cerca: mi perro Manolito, mi tía Libia y mi amigo Eugenio. Los dos primeros eran ya muy grandes, por lo que su partida  no fue tan inesperada (aunque no por eso, menos dolorosa), pero mi amigo tenía apenas 49 años. Y bueno, aunque él y yo no nos veíamos desde 1998, Facebook nos acercó de nuevo hace pocos años y pudimos restablecer esa amistad que comenzó cuando estudiábamos la carrera. Campe (como le decía mi mamá) fue siempre una persona optimista, alegre, entusiasta y emprendedora que venía de una familia muy amorosa y sencilla. Los dos pensábamos más o menos igual en cuanto a la espiritualidad y cuando volví a tener contacto con él me di cuenta que había crecido mucho en ese aspecto. 

Su muerte me dolió porque era el primero de mis amigos que se iba… a pesar de que nuestra relación no era muy estrecha, los dos formábamos parte de “la bola”. 

Pero no solo eso, también me sacudió pues sirvió para que reflexionara sobre mi propia muerte. El hecho de saber que él estaba muy bien espiritualmente hablando, me dio la certeza de que su retorno al Hogar sería inmediato. 

Y ahí fue donde comencé a pensar en mí… en lo que estoy haciendo por la parte más importante de mi existencia: MI ESPÍRITU.

A los pocos días me llegó una invitación por correo electrónico para un retiro de meditación en silencio (que no tiene nada que ver con ninguna religión, afortunadamente, porque como ustedes saben, me salen ronchas). Yo tenía conocimiento de ese retiro desde hace varios años y aunque siempre me habían dado  muchas ganas de ir, me detenía el hecho de que siempre coincidía con mi cumpleaños y el día de las madres (se me hacía feo con mi esposo y mis hijos). Sin embargo, el llamado era ahora más grande, por lo que le dije a mi esposo que eso quería de regalo para mi llegada al Tostón… ¡y me inscribí!

Y bueno, este retiro no podía haber llegado en mejor momento, ya que el 8 de abril (o sea, un poco más de tres semanas) comencé a desintoxicar mi cuerpo, al decidir dejar de ser parte de un sistema que explota, maltrata y tortura a los animales: me volví vegetariana. Esta fue una decisión que anhelaba tomar desde hace 22 años y aunque SUPUESTAMENTE sí quiero mucho a los animalitos, nunca había hecho nada realmente importante por ellos como reunir el valor para ver los videos de los rastros o de las granjas o simplemente dejar de consumir esos productos. 

Pues bien, ese miércoles 8 de abril tuve una plática muy larga con mi amiga Nancy N., quien también anda en la misma onda que yo. Comenzó a contarme sobre un libro muy interesante, cuando dijo algo que en éste se menciona y que me pareció tenía todo el sentido del mundo: “Cuando comemos la carne de un animal o algún producto de estos, nuestro estado de ánimo se altera y podemos tener depresión, irritabilidad, ansiedad, agresividad, etc.”. Al pensar en la tortura a la que se somete a los animales para consumo humano, creo que es lógico que al comerlo absorbamos todo eso (y si no me creen, vean “
Como Agua para Chocolate”).

A diferencia de hace 22 años que fue mi primer intento, ahora no cambié a lonches de queso y quesadillas (de queso, recuerden que soy norteña). Me puse a buscar recetas en libros, revistas e internet y desde entonces estoy comiendo más nutritivo y variado que nunca. Y mi familia también, ya que aunque les sigo preparando carne, pollo y pescado, les sirvo de lo que yo como. 

Y es que ese era un aspecto que también me detenía… ¿qué les iba a dar, si ellos no querían ser vegetarianos? Hasta que comprendí que el cambio es PERSONAL y que cada quien es responsable de su propia vida y de sus propias decisiones.  Lo único que yo puedo hacer es darles una alimentación más nutritiva y balanceada y dejar de preocuparme  por lo que ellos hagan o dejen de hacer. 

Solo me han pasado dos cosas desde que cambié mis hábitos alimenticios: mi sudor (ustedes disculpen) ya no huele mal, al contrario, ahora es como dulzón… y no, no tengo problemas con mi olfato, jajaja. 

La segunda –y más importante- es que en dos ocasiones he sentido como si trajera otra persona dentro de mí que trae toda la pila del mundo: alegre, con mucha energía y un gozo indescriptible. Me imagino que es mi espíritu, feliz de verme hacer algo por el (escultural, jajaja) cuerpo que me han asignado en esta vida y por los otros seres sintientes que comparten conmigo este bello lugar llamado Tierra. 

Pero eso no es todo… Como bien lo dijo Paulo Coelho: “Cuando realmente quieres algo, el Universo conspira para que lo logres”:

A las dos semanas de haber cambiado mis hábitos alimenticios dio inicio la Cumbre de la Revolución Alimenticia con tres entrevistas diarias que reforzaron en mí el deseo de hacer algo por mi salud, los animales y el planeta. 

Así que aquí estoy, a punto de llegar al tan temido -para muchos- cumple 50 previsto para el 9 de mayo, decidida a tomar más en serio esta aventura del espíritu, que es la que me puso en este hermoso lugar.

Y desde ya, me uno a las muestras de cariño que año con año me hacen sentir la persona más consentida del mundo y comienzo siendo la primera en expresarlo: 

¡Felicidades porque este es, sin duda, el mejor de tus cumpleaños…yay!!!!!

Facebook Comments

Leave a Reply

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.