Termina un proyecto

Tengo varios meses abriendo el libro “Guía Diaria de tus Ángeles” (de Doreen Virtue) en la misma página. Claro que no es todo el tiempo, pero sí la mayoría de las veces. El mensaje es: “Termina un proyecto”.

Lógicamente, lo primero que viene a mi mente al leer esto, es terminar mi segundo libro.

Pues bien, hace unas cuantas semanas compartí en mi muro de facebook la emoción de haber terminado un capítulo de éste. Mencioné que eso se lo debía al encuentro con Hilda Sotelo, una persona a la que admiro mucho por ser no solo creativa y creadora, sino también por impulsar a otras mujeres a serlo. Ese día platicamos un buen rato; le conté mi frustración por no tener tiempo para el libro, ya que mi condición de esposa, mamá y ama de casa no me lo permite. ¡Ah, pero qué tal si fuera hombre…! –le dije. Y ella asintió. Y es que es raro ver a una mujer que dedique el tiempo suficiente a la escritura –o a cualquier otra cosa que le apasione-, ya que nosotras –solteras o casadas, con hijos o sin ellos, trabajando fuera o dentro de la casa- hacemos miles de actividades, por citar algunas:

a)    “Choferear” a los hijos (a la escuela, al doctor, a sus múltiples actividades, a casa de los amigos, etc.)

b)    Atender al marido (ver que tenga ropa limpia y planchada, tenerle sus comidas a tiempo y no andar todo el día fodongas)

c)     Mantener la casa limpia (haciéndolo uno mismo o supervisando a la Alegría del Hogar, si es que contamos con ella)

d)    Ir al super y a miles de mandados

e)    Quebrarse la cabeza todos los días pensando qué hacer de comer –procurando que sea algo nutritivo-, cocinar, servir, recoger y lavar los platos.

f)      Cuidar a las mascotas (llevarlas al veterinario, asegurarse de que tengan comida y agua, recoger sus gracias, etc.)

Las que trabajan, mejor dicho, las que tienen un trabajo remunerado, deben hacer todo eso, pero además:

a)    Levantarse temprano –más que los hombres, pues tardamos más tiempo en arreglarnos- para ir a trabajar

b)    Desentenderse de su familia y/o asuntos personales durante el horario de trabajo y enfocarse totalmente a éste.

c)     Viajar, si es que su trabajo así lo requiere

¿Y los hombres…?

a)    Levantarse temprano para ir a trabajar

b)    Desentenderse de su familia y/o asuntos personales durante el horario de trabajo y enfocarse totalmente a éste.

c)     Viajar, si es que su trabajo así lo requiere

Las actividades que ellos realizan fuera del trabajo:

a)    En el caso de personas como mi marido, arreglar el jardín o hacer reparaciones a la casa, después del trabajo y/o los fines de semana.

b)    También, en el caso de personas como mi marido, ayudar a recoger la cocina, a ‘choferear’ a los hijos y hacerse cargo de las mascotas.

c)     Para la mayoría, ver la tele, leer, cotorrear en facebook, salir con sus amigos, etc.

Pero por favor no me malinterpreten, esto no es una crítica a los hombres. Simplemente, las cosas son como son y por eso entendí que si quería hacerle caso al mensaje de los ángeles, debía de robarle el tiempo a alguna de las actividades cotidianas.

Bueno, pues el fin de semana pasado tuvimos puente y como no tenía que escribir la gunicharrita –por ser quincenal-, aproveché para trabajar en el libro. El hecho de contar con un blog me ayudó mucho, ya que lo tomé como si estuviera escribiendo para éste. Mi meta era terminar el libro para el lunes…y ca-si lo logro…casi. Ese día, siendo las 11:30 de la noche y faltándome el epílogo, me di una palmadita en la espalda:

—No le hace Laurita Jurado, trabajaste muy duro todos estos días y lo que te falta es muy poco – me dije con sinceridad.

Al día siguiente, mi hermana Nora me recordó de dos casos más para el libro, así que la meta de terminarlo se alejó un poco más. Durante toda la semana investigué con ella y con mis herman@s los detalles que me faltaban.

Hoy en la mañana acudí a la cita con la gunicharrita, pero como que ésta no fluía. Mi hija andaba en la casa de una amiga y mi hijo y mi esposo habían salido como media hora antes. Estando en mi recámara, cómodamente sentada en el sillón con la compu en mi regazo, escuché la puerta principal. Me sorprendió que hubieran regresado tan pronto, pues se suponía que iban a pasearse en cuatrimotos. Luego escuché un portazo y después de eso, silencio. Me levanté a ver por qué ninguno de los dos hablaba y casi se me caen los chones al ver que no había nadie. Casi temblando, le marco a mi esposo y me dice que acababan de salir de la casa, después de estar todo ese tiempo en el jardín… ¡fiu! Mi hijo fue el que entró por algo que se les había olvidado y me dio el susto de mi vida.

Al pasar por la cocina, me topé con el libro de los ángeles. Lo abrí y casi gritándome, me dicen: ¡TERMINA UN PROYECTO!

—OK angelitos, no voy a escribir el blog, sino a terminar el libro. ¡Gracias!

Y comencé a darle con ganas. Luego hice una pausa para bañarme para que mi esposo no me encontrara toda ‘fodis’.

Cuando ellos regresaron, venían con mucha hambre. Le dije a mi marido que esperara a que me cambiara, ya que me había puesto un pantalón no muy nice. Entonces él tuvo la brillante idea de traer la comida. Los dos se fueron y yo pude seguir escribiendo.

Para no hacerles el cuento largo… (redoble de tambores, por favor), terminé el libro… yay!

Ahora solamente me falta registrarlo y enviarlo a mis primeros lectores; una vez que ya no haya más cambios qué hacerle, buscar quién lo publique.

Vaya pues un agradecimiento de todo corazón a mis ángeles hermosos por haberme dado tanta carrilla con ese mensaje, una y otra vez.

Gracias a mi adorado esposo por apoyarme en este y en todos mis proyectos.

Y por supuesto, gracias a ustedes, los lectores de las gunicharritas y de los rollos que me aviento en facebook, por ser mis grandes maestros.

¡Ah! Y como hoy invoqué a los ángeles, a los seres de luz y a mis papás para que me ayudaran a terminar el libro, también el agradecimiento va para ellos.

Ya para despedirme, los dejo con estas bellas palabras de mi hermanito –por elección y por cariño- Manuel Terrazas. Como la palabra es creadora, las grabo en lo más profundo de mi ser, tomándolas como una bendición para mis escritos futuros. ¡Gracias hermanito!

“La música de las palabras está en la sinceridad de la expresión y a mi leal saber y entender, Guny posee el don de así hacerlo. Sepan cuántos… Comparte hermana del prólogo al epílogo; así sembrarás signos que formen palabras, palabras que instruyan pensamientos y pensamientos que hagan… lo que quieras que hagan, pero de vos solo esperamos el bien. Dios te bendiga y suelte la pluma de tu letra…”

-Manuel Terrazas

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