LECCIONES EN LOS REGALOS DE DIOS

El día de ayer compartí en Facebook dos fotos, una de un rosal bicolor, y otra de unos hongos que salieron en mi jardín con forma de flores. Tanto el rosal como los hongos me sorprendieron por su belleza, y cuando los descubrí, pensé en lo poco que me iba a durar el gusto, ya que ambos se marchitarían en pocos días. Sin embargo, apenas hube pensado esto, me vino a la mente el por qué.

Dios nos regala -a través de la naturaleza- cosas maravillosas: una puesta de sol, el olor a tierra mojada, unas flores hermosas, bailar pegadito con la persona amada, una montaña majestuosa, el caer de las hojas, el ronroneo de un gato, la sonrisa de un niño, el amor incondicional de los perros, y un larguísimo etcétera.

Casi todos esos regalos son efímeros, pero…  si Dios no se equivoca, ¿para qué los habrá hecho así? Después de pensar un poquito, llegué a la conclusión de que lo hizo para darnos una lección. Creo que Él/Ella quiso enseñarnos a disfrutar del momento, a vivir realmente en el presente, haciéndonos saber que todo pasa, que nada es eterno y debemos atesorar cada instante como si fuera el último.

Cuando las hojas de los árboles mueren en el invierno, ¿nos ponemos tristes? Yo no, porque sé que es un ciclo, y como tal, es pasajero. Sé que meses después, los árboles se llenarán nuevamente de hojas y la vida renacerá.  Aunque claro, no siempre he pensado así. Hubo un tiempo en que un día nublado me deprimía, pero ahora estoy tratando de ver la belleza en todas las situaciones. De hecho, el otro día que le platiqué a una amiga –todavía saboreándome- lo que había desayunado (nada del otro mundo, un delicioso sándwich de frijoles con salsita de ajo y cilantro), ésta me contestó: “Tú disfrutas todo, ¿verdad?”.  Y pues sí, creo que así es, o por lo menos lo intento. La vida es muy corta, ¡hay que gozar de esos pequeños grandes momentos y darle gracias a Dios por tantas y tantas maravillas que nos regala día a día!

Pero Dios hizo todo tan perfecto que no solamente nos puso pistas en las cosas externas, sino también en nuestro propio cuerpo. ¿Acaso no es éste un mapa en el cual están todas las respuestas para encontrar la salud y el equilibrio? Disciplinas como la Acupuntura, la Reflexología, la Iridología -entre otras- nos sorprenden al darnos la clave para sanarnos. ¿Acaso dentro de nosotros mismos no están las respuestas a todas nuestras preguntas? Somos una chispa del Amor Divino, y nunca perdemos esa conexión. Se podrá ensuciar un poco y podremos llegar a pensar que estamos solos, pero no es así. Solamente tenemos que entrar en nuestro corazón y ahí encontraremos la paz. ¿Qué cómo se hace eso? En silencio, orando, meditando, escuchando música clásica o música que nos llegue (puede ser religiosa), o simplemente contemplando la naturaleza…

Así que ya lo saben, ¡hay que vivir en el presente y saborear cada segundo de nuestras vidas!

Y ya me voy porque voy a disfrutar de un delicioso regaderazo con agua calientita… ¡mmmh qué rico! ¡Hasta la próxima Gunicharrita!

Facebook Comments

Leave a Reply

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.